7 may 2012

TIERRA PROMETIDA ON LINE

Algunos frames de Tierra prometida on line * rescatados del baúl de los recuerdos del 2009 y el texto que acompañaba al proyecto.

*El proyecto Tierra prometida on line (2009) se presenta en formato de videojuego en red, mediante una aplicación de software libre de descarga gratuita. Está diseñado en un formato tridimensional y el código fuente permanece abierto, para que el usuario pueda traducirlo a cualquier idioma. Una vez instalada la aplicación, es necesario acceder a alguno de los tres dominios, que previamente se han registrado en Estados Unidos, Israel y el territorio Palestino.



 
La célebre frase de Goethe “cuando me asalta el miedo invento una imagen”, tiene respuesta en nuestros días mediante su doble inverso y obsceno. Tras el cambio de milenio, y en gran parte debido a los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001, sufrimos un fenómeno que se ha dado en llamar la militarización de la información o Infowar.[1] Las mayorías silenciosas[2] han perdido todo referente de lo real, gracias a campañas de difusión de información, que pasan por el filtro de lo espectacular y que ficcionalizan  determinados conflictos, en pro, ya no de generar imágenes arquetípicas, sino imágenes únicas y simplificadas a gusto del espectador común, que ya no ha de desarrollar ningún tipo de criterio escéptico.

Los discursos se han simplificado hasta alcanzar lógicas casi infantiles, que insultan la complejidad de conflictos reales, ejemplificados en frases como “en la guerra contra el terrorismo, estás con nosotros o contra nosotros”, afirmación que bien podría responder a las exigencias narrativas de un (video) juego cualquiera. Esto se debe a un interés por distanciar al ciudadano espectador de las fricciones políticas y sociales que realmente acontecen, y es que como señala Thomas Foley, “cuando las divergencias entre los gobiernos comienzan a ser absorbidas por las opiniones públicas, aparecen evidentes riesgos de desmanes incontrolados”.[3]

El continuo bombardeo de información, se convierte en un arma de pánico masivo que da pie a distintos países, (véase Estados Unidos o Israel) a desarrollar el rol auto infundado de permanente victimización, procurándose con ello, un continuo estado de excepción que les permite por un lado recortar las libertades de sus ciudadanos, y por otro, saltarse la legislación internacional. “No debemos olvidar que no combatimos a civiles inocentes, sino a terroristas, y que no estamos en guerra con el pueblo palestino, sino con organizaciones terroristas”[4]
Además, como señala Slavoj Zizek[5] se genera una situación ridícula en la que las fuerzas de seguridad palestina son bombardeadas al tiempo que se ven sometidas a presiones para que castiguen severamente a los terroristas de Hamás, mientras el estado de Israel, ocupa de manera silenciosa e ilegal los territorios palestinos, con el apoyo más o menos evidente de Estados Unidos. Lo realmente sorprendente de esta situación, es la capacidad de ambos estados de sorprenderse al comprobar que el pueblo palestino se defiende.

En medio de este diseño, de nuevas guerras que mantienen y despiertan la expectación del público, y que acaparan medios más o menos cinematográficos, Europa se siente incapaz de tomar partido y no muestra una postura clara, mientras su intelligentsia reprueba en petit comité las posturas de Israel y Estados Unidos, en sus relaciones diplomáticas se cuida mucho de no ser acusada de una Schadenfreude antiestadounidense.

También la postura islamista palestina asusta por su irracionalidad, en palabras de Gazi Ahmed “ellos matan a nuestros niños, nosotros matamos a los suyos. Ya no quedan lugares a salvo, no hay más civiles, no hay más individuos a salvo. Es una guerra abierta, sin límites, sin tabúes.” [6]

En definitiva, una situación extrema de la cual en Europa solo percibimos una pantalla distorsionada e infantilizada a modo de ficción lúdica. Una estrategia fatal que requiere de los medios de masas para transfigurarla en un acontecimiento virtual, cargado de datos que se renuevan a diario para saturar la capacidad de discernimiento del ciudadano, como tratamos de mostrar en la pieza “Tierra prometida” a través de la desbordante cantidad de información mediática que aparece en cada una de las tarjetas de los distintos jugadores.

Por otra parte, este proyecto trata de resaltar el carácter virtual de los acontecimientos que se suceden en la franja de Gaza, ofreciendo al espectador la posibilidad de participar de un juego sin objetivo, donde habrá de matarse continuamente por un territorio que no es más que un desolado campo de batalla, tratando de esquivar manipulaciones mediáticas que le retrasarán en su partida (a través de las tarjetas), construyendo edificaciones que serán constantemente demolidas  y tomando el relevo de tres distintas identidades nacionales (repletas de tópicos) que jamás podrán llegar a ganar el juego.
“¿Cómo lo hacen? Muy sencillo: apelando a las reglas del juego de la cultura del espectáculo público, pues, en efecto, sin expectación no hay espectáculo.”[7]




[1] Para más información véase Virilio, P. “Ciudad pánico”, Edit. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2006, p.50.
[2] Ver al respecto Baudrillard, J “Cultura y simulacro”, Edit. Kairós, Barcelona, 1978, pp.127 a 136.
[3] Thomas Foley, ex presidente estadounidense de la Cámara  de Representantes, citado por. Virilio, P. “Ciudad pánico”, Edit. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2006, p.45.
[4] Yossef Paritsky, ministro israelí de infraestructura. Citado por. Ibíd. p.43.
[5] Sobre este asunto véase Zizek, S. “Bienvenidos al desierto de lo real”, Edit. Akal,  Madrid, 2005, p.76.  
[6] Gazi Ahmed, intelectual islamista palestino citado por. Virilio, P. “Ciudad pánico”, Edit. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2006, p.45.
[7] Gil Calvo, E. “El miedo es el mensaje”, Edit. Alianza, Madrid, 2003

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